viernes, 3 de diciembre de 2010

Desenterrando los bancos del paseo de las Delicias

Las sucesivas obras de pavimentación del paseo de las Delicias soterraron parcialmente los bancos del muro de ladrillo que bordea el muelle de Nueva York. Ahora están siendo recuperados

Recientemente se han llevado a cabo unas obras en lo que eran el muelle de los Viajeros y el de Nueva York (desde el puente de San Telmo hasta el de los Remedios) que forman parte del plan especial de las márgenes del Guadalquivir. Esta noticia, procedente de ABC Sevilla, se centra en lo que se ha recuperado del Paseo de las Delicias. Concretamente se ha restaurado un muro de ladrillo rojo con bancos, construido para la Exposición Iberoamericana de 1929. El muro mide unos 400 metros de longitud y tiene unos quince bancos que responden a la corriente del Regionalismo Historicista. Este estilo arquitectónico se dio en Andalucía a finales del XIX y principios del XX (hasta la Guerra Civil Española). Se podría decir, que las obras arquitectónicas del Regionalismo son símbolo y emblema de nuestra ciudad, ya que en Sevilla hay gran cantidad de edificios de este estilo “firmados” por autores como son Aníbal González, Juan Talavera y Heredia y José Espiau y Muñoz.
Pues bien, estos bancos habían quedado inutilizados ya que, durante varias décadas, las distintas capas de asfalto los han ido soterrando de tal manera que lo que es el asiento de mármol quedaba a ras del suelo.
El autor de este proyecto de recuperación es Don Antonio Barrionuevo, quien no sólo se ha dedicado a restaurar lo que es el muro de ladrillo con sus bancos, sino que ha pretendido elevarlos desde la acera para que adquiriesen sus proporciones originales y para que los bancos pudieran volver a tener su funcionalidad.
Desde esta noticia, se aplaude el trabajo de Don Antonio Barrionuevo, el cual ha intentado que el muro y los bancos conserven sus características originales. Este es exactamente el proceso de restauración que describe ABC de Sevilla:” […] Para ello se han cortado limpiamente los respaldos de los bancos, lo que ha permitido que una vez recrecido el muro con ladrillos de textura y color similares a los antiguos, se hayan podido volver a montar en él los respaldos. También se ha restaurado buena parte del remate del muro. Cada respaldo, convenientemente asegurado con una especie de jaula metálica, se ha elevado y ajustado mediante una grúa de pequeñas dimensiones. Se han renovado todos los asientos con piezas de mármol de Macael, de iguales características a los que había. Finalmente, los bancos han quedado más vistosos por la incorporación de unas bolas decorativas de ladrillo, una a cada lado. Para ello, Barrionuevo ha tomado como modelo las que hay junto a la Torre del Oro, aunque las nuevas son de menor tamaño para que armonicen bien con los bancos. La obra ha terminado con la igualación tonal de todas piezas añadidas con respecto a la fábrica original”.

Primera fase de restauración, banco soterrado. Fuente: ABC de Sevilla.

Segunda fase de restauración, elevación del respaldo de los bancos asegurándolo con una jaula metálica. Fuente: ABC de Sevilla.


Tercera fase: Banco restaurado. Fuente: ABC de Sevilla

Al igual que este diario, también valoro y no desprecio para nada el trabajo que haya desempeñado D. Antonio Barrionuevo, ni pongo en duda su esfuerzo e intención de que el conjunto “muro-bancos” conserve, de la manera más fiel posible, las características originales. Por eso, me ha sorprendido un poco eso de que “las bolas decorativas de los bancos son parecidas a las que están junto a la Torre del Oro para armonicen bien con los bancos”. Que se quiere decir con eso… ¿Se ha cambiado el tamaño de un elemento del banco original para que ahora nos parezca más “armonioso” sin respetar la dimensión que tenía en un principio?... Bueno, esta cuestión sería negativo para algunas personas y no para otras, pues algunos pensarán que hay que respetar lo más que se pueda las características originales de un elemento patrimonial y otros lo verán como algo natural que forma parte de la evolución que experimenta un elemento patrimonial que haya pasado por distintas épocas. Yo me inclino por conservar las características originales de un monumento, aunque reconozco lo valioso que puede ser que en un mismo edificio confluyan distintos estilos, como es el caso de la Giralda.
Para mí lo realmente criticable, no es el trabajo de Don Antonio Barrionuevo, sino “la dejadez” que han sufrido los bancos durante años… ya que se llegó al extremo de dejar los asientos a nivel del suelo por las distintas capas de asfalto…
Es curioso que muchos monumentos de esta corriente regionalista, siendo elementos patrimoniales “relativamente recientes”, están o han estado en condiciones lamentables.
Como hemos leído en un artículo publicado en este mismo blog, parte de la arquitectura regionalista ha desaparecido en tan sólo 40 años. Ahora se están poniendo en marcha planes de recuperación y restauración de algunos de esos edificios de una corriente arquitectónica muy característica de nuestra ciudad. Es el caso de la Plaza de España, la cual ha sido restaurada recientemente, aunque, como nos muestra otro artículo publicado en este blog, ya se están encontrando los primeros desperfectos tras esa gran inversión de tiempo y dinero.
Por lo menos, monumentos como la Plaza de España o el muro del Paseo de las Delicias “han tenido la suerte” de ser restaurados. Este no es el caso, por ejemplo, de otro edificio algo menos céntrico, como es el Cuartel Alfonso XIII. Este cuartel cerró sus puertas en 1995 y se trata de un hermoso edificio regionalista de los años veinte. Según algunos de los blogs que hablan de él (http://loslugaresolvidados.blogspot.com/2009/10/el-cuartel-alfonso-xiii.html ) el cuartel se construyó 1929 y es obra de Aníbal González, aunque no he encontrado otras fuentes que lo corroboren.
El caso es que, desde que “el Sagunto 7” (como también se le conoce a este cuartel) se cerró, he visto como ha ido cayendo progresivamente en un vergonzoso estado de dejadez. Y no sólo el exterior está destrozado, que es lo que yo siempre he estado viendo cada vez que pasaba por delante del cuartel. El interior de este edificio está en un estado todavía más deplorable por las fotos que he podido ver en el blog mencionado anteriormente. El “Sagunto 7” ha sufrido numerosos expolios; está lleno de escombros y basura; faltan muebles, azulejería y muchísimos elementos que formaban parte del edificio…


Exterior de Cuartel Alfonso XIII. Fuente: http://loslugaresolvidados.blogspot.com/2009/10/el-cuartel-alfonso-xiii.html. Grafitis, ventanas rotas y otros desperfectos estropean la fachada del este edificio en la actualidad.


Esta es una de las estancias del cuartel, llena de basura. Fuente: http://loslugaresolvidados.blogspot.com/2009/10/el-cuartel-alfonso-xiii.html


¿Quiénes son los culpables del estado de estos monumentos? Evidentemente, los ciudadanos de a pie solemos echar la culpa a las administraciones, tanto públicas como privadas, que sean las encargadas de la conservación, y en parte es cierto. La/las administración/administraciones ha /han estado viendo los destrozos y el daño que se le han estado haciendo a estos elementos patrimoniales y ha/han actuado cuando ya estaban muy deteriorados (como es el caso del muro de ladrillo del Paseo de las Delicias o la Plaza de España) o simplemente no ha/han actuado, en el caso del Cuartel Alfonso XIII. Pero es que nosotros mismos, los ciudadanos, o hemos contribuido a esos destrozos o no hemos denunciado los desperfectos que se han estado causando. Lo cierto es que entre todos hemos estado provocando que este patrimonio regionalista se haya estado perdiendo de manera “vertiginosa” en estos últimos años, siendo unos bienes culturales relativamente “nuevos” y que no tenían por qué estar en un estado tan lamentable.
Bien, como veis he empezado hablando de los bancos restaurados del Paseo de las Delicias y he terminado con el Cuartel Alfonso XIII. Pero con ello espero que hayamos reflexionado sobre la importancia del conservar el patrimonio que tenemos para que no llegue a tener un grado de dejadez extrema que signifique, posteriormente, invertir grandes cantidades de dinero en recuperar ese patrimonio que hemos destrozado nosotros mismos con nuestra ignorancia o con nuestro “vandalismo”.
De ahí la importancia de despertar interés en la sociedad por conocer y cuidar el patrimonio. Eso es un trabajo en el que la educación y la difusión del patrimonio tienen un papel muy importante. Por eso es de gran relevancia ir inculcando unos conocimientos y valores a los niños para que de mayores sean capaces de respetar esos elementos que son identificativos de nuestra sociedad (y más si se trata de edificios del Regionalismo Historicista, símbolos de Sevilla) u de otras sociedades y se conviertan en ciudadanos que conozcan la importancia de conservar esos bienes.
El Patrimonio puede ser muy interesante para un niño, sólo hay que llevar a cabo una buena enseñanza del mismo y no mostrarlo como algo “aburrido” y sin relación con la realidad del pequeño. De hecho, yo misma puedo decir que de pequeña me llamaba la atención el estado de dejadez del Cuartel Alfonso XIII y me interesaba por ese edificio ya que formaba parte de mi entorno pues pasaba constantemente por delante de él.
Es importante fomentar el conocimiento y la conservación del Patrimonio, tanto para que nos ayude a configurar nuestra propia identidad como ciudadanos del presente (ya que nos podemos identificar con el patrimonio de algún lugar) como para que sea disfrutado por los ciudadanos del futuro.

Fuentes:
• ABC de Sevilla:
http://www.abcdesevilla.es/20101121/sevilla/desenterrando-bancos-paseo-delicias-20101121.html
• Blog “Los Lugares Olvidados”:
http://loslugaresolvidados.blogspot.com/2009/10/el-cuartel-alfonso-xiii.html

jueves, 2 de diciembre de 2010

EL TECHO DE SEVILLA



Más allá de lo que anuncia la noticia sobre la adjudicación de la contrata para la construcción de la torre Pelli por Cajasol, querría centrarme en el titular de la noticia “EL TECHO DE SEVILLA”.

Leyendo las características del edificio en sí sera de una altura de 180 metros, 82 metros más alto que la Giralda. Cada vez que surgen este tipo de proyectos rompedores, los autollamados defensores de la ciudad alzan la bandera del “que nada se mueva” para dejar la ciudad como está y, si hay que hacer algo, que sea una copia de lo que ya hay, para conseguir así tener un parque temático de nosotros mismos.

Afortunadamente el mundo es más grande que la ciudad y los que tienen que decidir sobre las cosas suelen mirar más allá de su propio ombligo.

La UNESCO parece que por fin ha puesto las cosas en su sitio: La construcción de una torre más alta que la Giralda en Sevilla no pone en peligro al patrimonio de la ciudad, ni el de la humanidad. Buena noticia, porque la organización de este tipo de eventos siempre es motivo de satisfacción, pero se da la paradoja de que la ciudad puede pasar a engrosar la lista de Patrimonio Mundial en Peligro.

El motivo de la disputa es la construcción de un rascacielos de 180 metros de altura, la Torre Pelli (en honor al arquitecto que la diseñó), en los terrenos de la Cartuja, más concretamente en Puerta Triana, en la zona donde antes se situaba el Pabellón de los Descubrimientos.

En una ciudad dualista por excelencia donde las cosas no tienen más remedio que ser blancas o negras, sin que haya opción alguna a la existencia de otros colores o matices intermedios, era de esperar que tan controvertido proyecto encontrara reacciones opuestas y dispares, generando un intenso debate que, desgraciadamente, ha quedado relegado al plano de la ciudadanía, ya que políticamente las cosas han estado claras desde el principio.


El proyecto del rascacielos me genera una serie de dudas e interrogantes. En primer lugar y fundamental, ¿es necesario un rascacielos en Sevilla? O lo que es lo mismo, ¿necesita Sevilla un rascacielos?
En caso de ser la respuesta afirmativa, ¿para qué? ¿Por qué un rascacielos y no otro tipo de edificación? ¿Qué ganamos con su construcción?


Es evidente que Sevilla tiene un déficit de arquitectura moderna, de edificaciones contemporáneas de calidad que, como en tantos otros lugares (Bilbao o Valencia son clarísimos ejemplos), potencien la imagen de la ciudad y atraigan un abanico de visitantes que demanden algo más que la oferta turística tradicional, típica y tópica que llevamos ofreciendo prácticamente desde el año 29.


Ahora bien: ¿es un rascacielos el tipo de arquitectura que necesita Sevilla?
Bien es cierto que mucha gente ve en este tipo de mega construcciones el paradigma de la modernidad, un símbolo del progreso, de los nuevos tiempos. Prácticamente se identifica la edificación en altura con la arquitectura más vanguardista y puntera del momento. Desde mi punto de vista eso es un error.


Para el siguiente ejemplo ni siquiera nos vamos a mover de Sevilla: en 1925 el alemán MAH Jochens proyecta un conjunto de rascacielos en el mismísimo Prado de San Sebastián que se abría en abanico sobre el Guadalquivir, el llamado MiraBetis, propuesta desechada por Ayuntamiento y Academia de las Bellas Artes.
Años más tarde Aníbal González diseña la Basílica de la Inmaculada Milagrosa, a la que adosa dos torres de 100 metros de altura que tampoco llegan a edificarse.


En definitiva, que la construcción en altura no es algo nuevo, ni mucho menos. Es más, por la misma época en que se empezaban a elevar los edificios en Chicago y Nueva York aquí manteníamos aún intacto más de la mitad del perímetro amurallado de la ciudad…
Se me ocurren mil formas distintas de modernizar Sevilla sin tener que sobrepasar los 10 metros de altura. De hecho los grandes emblemas e iconos de la arquitectura moderna rara vez tienen más de dos plantas.


Otro aspecto que me preocupa bastante es el funcional. Una inversión tan fuerte y de tanta envergadura debería servir para solucionar buena parte de los problemas de la ciudad, o al menos de esa zona. La Torre Pelli, siempre desde mí punto de vista, más que resolver los crea.
Porque sigue sin convencerme el argumento de que un coloso recubierto de cristal con 178 metros de alto vaya a ser sostenible, del mismo modo que se repite mi escepticismo referente a que se vayan a generar miles de puestos de trabajo cuando las torres de oficinas del cercano Torneo Parque Empresarial están semi-vacías. Del tema atascos, infraestructuras y tráfico ni hablamos.

Fuente: diario adn.

lunes, 29 de noviembre de 2010

PRIMEROS DAÑOS EN LA PLAZA DE ESPAÑA UN MES DESPUÉS DE SU REINAGURACIÓN.


Un mes después de la reinauguración de la Plaza de España, tras dos años de obra y más de nueve millones de euros invertidos, vuelven los desperfectos.

Si nos remontamos en el tiempo a la Exposición Iberoamericana del año 1929, ésta efeméride fue construida por el arquitecto sevillano Aníbal González. Las obras de construcción comenzaron en el año 1914, resultando la Plaza de España el proyecto más ambicioso y costoso de dicha exposición. Esto resulta asombroso y es de valorar, ya que la situación económica de Sevilla en esos años era difícil. A pesar de ser uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, tuvo que cerrarse a causa de los desperfectos y destrozos que presentaba. En los últimos años, la Plaza de España ha sufrido un importante proceso de restauración que finalizó el pasado 17 de octubre de 2010 con una serie de actos conmemorativos para su reinauguración.

Una vez realizado un recorrido en el paso del tiempo desde su creación hasta su posterior y segunda reinauguración, me centraré en la idea fundamental de la presente noticia.

Solamente ha sido necesario el periodo de un mes para encontrar desperfectos, y vuelvo a repetirlo ya que no puedo seguir hacia delante sin reflexionar la siguiente cuestión: ¿qué significa el intervalo de tiempo de un mes en comparación con dos años de restauración? Resulta obvio pensar que no significa nada, que no se pueden comparar ya que un mes son treinta días y dos años son setecientos treinta días de esfuerzo y dedicación a ésta obra. A pesar de estos datos, los presuntos destructores no han tenido en cuenta estos esfuerzos y el gran desembolso económico que ha supuesto la mencionada restauración.

Volviendo a retomar la noticia se puede decir que los desperfectos más significativos, entre otros, se localizan en los bancos, donde están los mapas provinciales, y en las dos fuentes, donde se puede apreciar con mayor detalle que han sido provocados por el vandalismo. Para combatir este problema, el Ayuntamiento junto con el Estado han contratado seguridad privada con el fin de controlar el recinto las veinticuatro horas. Pero parece ser que no es suficiente.

Reflejado el contenido de la noticia, me gustaría señalar que, cómo ciudadana de Sevilla que soy, me siento indignada con este acto vandálico y no sólo muestro mi descontento con éste, sino con cualquier otro, ya que en mi opinión, no entiendo cómo se puede llegar a estos límites.

Siendo Sevilla una ciudad con numerosos monumentos artísticos y con un gran valor patrimonial, ¿por qué llegar a esto? ¿Qué daño le ha hecho la Plaza de España a estos destructores para dañarla de esa forma? ¿Por qué y para qué ese “disfrute” de querer destrozar lo que tanto valor histórico tiene y tanto esfuerzo ha costado y cuesta su mantenimiento? ¿A caso nos gusta ser noticia, como la que hemos sido desgraciadamente, en los medios?

Son millones de preguntas las que nos podemos hacer sin encontrar respuesta, puesto que no todos/as pensamos de la misma forma, ni mucho menos valoramos lo que tenemos de igual manera. Como ciudadana de Sevilla me da vergüenza leer este tipo de noticias sobre mi ciudad, ya que me siento afortunada de vivir en una tierra con tantos monumentos de extremada belleza. Por eso reivindicaré que no todos/as somos iguales y que por más que se piense que puede ser obra de jóvenes, no me siento ni me sentiré parte de este colectivo, cuyo único entretenimiento es el destrozo de la frágil cerámica, la mayor seña de identidad de nuestro patrimonio. Sería mucho más sano que estas personas se relacionasen con los demás antes que prestarse a estos actos vandálicos.

Si intentamos localizar donde radica el problema, encontramos como principal causa la falta de educación. Una educación en la que no se cumple el refrán de “no se valoran las cosas hasta que se pierden”, una educación que no disfruta de lo que gratuitamente se le ha ofrecido, que no busca una relación entre su forma de ser y de vivir con su ciudad, costumbres y arte, y una educación que no tiene respeto por el sueño, esfuerzo y dedicación que tuvieron los autores de nuestras obras.

Soy consciente de que mis palabras resultan duras, pero no puedo dejar de expresar mi opinión y mucho menos mi indignación, por no “querer dañar” a aquellos que no tuvieron consideración ni reparo ante el resto de los sevillanos/as.

Ante esta problemática, sólo queda como solución la educación y sobretodo la educación en valores. Nosotros/as somos los/as únicos/as que podemos parar este tipo de actos desafortunados, ya que como futuros educadores/as debemos inculcar en el alumnado el respeto y el valor por su patrimonio (ya sea de su comunidad, nación o del mundo). Es un deber de nosotros/as y también de la familia concienciar a la comunidad de alumnos/as que es necesario que conserven su patrimonio ya que representa un signo de identidad para ellos. Estamos hablando de un bien social cuya finalidad es servir como factor de desarrollo integral al colectivo al que pertenece, por lo tanto éste debe de prevalecer para que futuras generaciones disfruten también de él.

Debo señalar que este acto puede haberse llevado a cabo por extranjeros, pero esto no me va a hacer cambiar de opinión de que la única solución que existe para combatir este problema es la educación.

Para concluir mi comentario, expondré que nuestra Plaza de España ha sido utilizada como escenario de películas como, Lawrence de Arabia en la que la plaza representaba el cuartel general del ejército británico en el Cairo, o en otras como la película de Star Wars Episodio II, en la cual la plaza representaba el planeta Naboo. También en ella se ha grabado el videoclip de Enigma y varios spots publicitarios. Dada esta información, podemos finalizar preguntándonos: si el mundo ha tenido en cuenta nuestra ciudad y nuestro arte para diferente fines, ¿queremos verdaderamente no formar parte de otros eventos? A mi entender, la respuesta es obvia, por lo tanto pongamos soluciones que no se basen en una mera vigilancia, sino en una concienciación del patrimonio desde las aulas.

Fotos y más informacion en http://www.diariodesevilla.es/article/sevilla/839269/vandalismo/la/plaza/espana.html